miércoles, 26 de octubre de 2011

Entrevista a Juan Pablo Barragán, protagonista de la película "El páramo"

(Escrito el 18 de octubre de 2011)



Periódico 15: ¿Cómo fue la experiencia de hacer una película en el género de terror, después de que en Colombia, otros directores ya habían incursionado como Jairo “El Loco” Pinilla, Carlos Mayolo y también los hermanos Orozco?

Juan Pablo Barragán: Los actores leímos una sola vez el guión, lo leímos todos y yo me asusté mucho sólo de leerlo. Pero cuando fuimos a rodar ya no existía ese miedo. Yo quedé con dos percepciones, una fue hacer la película y otra fue verla. Porque cuando la vi con la música, con la corrección del color, entonces empecé a sentir el suspenso, ahí sí empecé a sentir la espera y también el desespero. Fueron dos visiones, una era la película que me imaginaba y otra cuando ya la vi. Habían escenas que me asustan ahora viendo la película pero que cuando las hicimos no, entonces sí fue raro eso.
P.15 ¿Cuál fue el entrenamiento que tuvo para desempeñar el papel de soldado? ¿Qué investigación hizo?
J.P.B. Nosotros trabajamos con Manolo Orjuela quien fue el director de actores. Estuvimos trabajando casi dos meses, entrenando todas las situaciones de la película y aclarando cada una de las tareas de los personajes. Luego pasamos a un entrenamiento militar para entender todos los códigos del ejército, como trabaja un comando especial de alta montaña. Ahí tuvimos apoyo del Ejército Nacional con el mayor Barragán a la cabeza. Nos entrenaron durante un más de un mes y también estuvieron con nosotros en el rodaje. Ya después de unir estos dos elementos, lo actoral con lo técnico, nos fuimos al Gualí a 4300 metros de altura, a ponerlas en en práctica para que se viera en la cámara.
P.15¿Después de este proceso cómo fue el trabajo con el director Jaime Osorio, con todos los actores ya preparados?
J.P.B. El director nos dio un recuerdo a cada uno en el que teníamos que estar pensando todo el tiempo. Uno empezaba a actuar a partir de esa situación. Empezábamos a improvisar y cuando terminábamos el director nos decía: “quiero que hablen ustedes, que no actúen. Busqué actores que no fueran muy reconocidos en la televisión porque quiero caras nuevas y caras que parezcan soldados”.  Empezamos a trabajar así y el director nos decía: “quítale esto, eso sobra, aquí no estás diciendo nada”. Anotaba siempre en un cuaderno y luego nos decía: “Acordémonos que esta es la situación más importante, es acá el giro dramático”, y entonces cada uno empezaba a recordar con la bitácora que llevaba. Después de que hacíamos un repaso, de refrescar la situación, rodábamos.  Estábamos trabajando con dos cámaras Red One, entonces teníamos la oportunidad de alargarnos o de repetir mucho.
P.15 ¿Qué fue lo más difícil de todo el rodaje en el cerro El Gualí, en el parque de los nevados?
J.P.B. Nosotros dormíamos en un hotel en Manizales. Nos gastábamos una hora en bus y luego 40 minutos más para subir hasta la base con todo el equipo. Era muy desgastante porque era subir y bajar todos los días durante dos meses. Al tercer día, a la mayoría de gente nos tenían oxígeno porque a 4.300 metros, el cerebro estaba distinto, la respiración era otra. Hubo desmayados, casi se nos muere un asistente de cámara que le dio hipotermia. Lo salvaron unos soldados que nos ayudaron. Nos dio diarrea y gripa, y al cuarto día la gente empezó a caer. Habían dos enfermeras y un señor que cargaba una bala de oxigeno. Al mes y medio todos estábamos desesperados y cansados. Fue una película que se trabajó en una locación, donde ésta era la que se imponía. Yo creo que la protagonista de El páramo es esa montaña, porque si quería, llovía. Necesitábamos escenas con niebla y y si no había niebla ponían humo, pero el humo no tenía la misma densidad de la niebla. Había días con mucho sol, lo que varaba la filmación. Por eso empezaron a haber a modificaciones. La semana que filmamos de noche fue terrible, por el frío y por el viento. También hubo una escena muy bonita que tuvimos que hacer en un valle de frailejones. Los frailejones crecen un centímetro cada año y por eso se llaman así porque parecen personas de pie. Tuvimos una escena con niebla total que fue muy difícil porque la idea era no tocar los frailejones porque los podíamos dañar. Tú ves unos 2.000 o 3.000 frailejones en un valle, impresionante, de un silencio y nos tocaba cruzar con mucho cuidado. Fue duro pero también muy hermoso, estar dos meses por allá apartado de todo.
P.15. Hablemos un poco de su personaje el soldado Ponce. ¿Qué perfil tiene ese personaje dentro de la película?
J.P.B. Toda la historia gira alrededor de Ponce. Es un hombre que nunca toma partido de nada que siempre está ahí parado, mirando, como trabajando una doble cara. Se le percibe un poco asustado y un poco inocente, pero cuando se da cuenta, ni está asustado ni es inocente, sino que tiene un cargo de conciencia por algo que hizo. El ángel de la culpa lo está acosando todo el tiempo. Estoy muy contento porque es el protagonista de la película, nunca había visto mi cara en un afiche. Este era mi sueño, me siento ya realizado porque creo que hacer una película acá en Colombia es una cosa difícilmente maravillosa.

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