lunes, 13 de diciembre de 2010

La red social: no es nada de negocios, es personal

(Escrito el 8 de diciembre de 2010)


Para muchos la rutina del día empieza con un café. Para otros es infaltable una siesta al mediodía en su usanza diaria. Algunos antes de acostarse ven un poco de televisión por costumbre. Pero más de 500 millones de personas en el mundo tienen como rutina en algún momento del día revisar su página de facebook, la red social más grande del mundo a cualquier hora del día.
Una película acerca de este fenómeno de la internet se estaba demorando en salir y cuando podía ser una de esas obras que busca exaltar de manera épica el espíritu norteamericano de la individualidad, el esfuerzo, el enriquecimiento y la creación de empresa como tantas otras que terminan exhibiéndose en canales de televisión familiares, La red social (The social network) tomó otro camino y centró su temática en las motivaciones personales que llevaron a sus creadores a fundar uno de los negocios más prósperos del mundo en internet.
Desde su escena inicial el poder de los diálogos y las intenciones de sus personajes envuelven la atención y se desarrolla la historia en tres distintas líneas narrativas conectadas entre sí, con elipsis hechas por corte sin ningún truco, lo cual demuestra el oficio de sus realizadores para contar la maraña de relaciones, traiciones y engaños de sus protagonistas.
En primer lugar hay que alabar el guión de Aaron Sorkin, un especialista en series de televisión quien fue el creador de tres maravillosas series en Estados Unidos como lo fueron The West Wing, Sports Night y Studio 60 on the sunset strip.  La primera de ellas en especial fue una de las constantes ganadoras de premios Emmy y Globos de oro entre otros, porque su galería de premios fue numerosa.  Hay mucho oficio en su escritura y los diálogos son una de las fortalezas de la obra, que además se apoyan en la dirección de David Fincher uno de los mejores directores del país del norte en la actualidad. Fincher vuelve a los personajes enredados que caracterizan su filmografía en películas como Seven, Zodíaco, El juego y El club de la pelea, que retratan la figura humana contemporánea que es presa continua de la ansiedad y la psicosis.
La película contiene mucha información técnica de los sistemas de computación y para digerir esto,  tiene un notable montaje que hila toda la historia sin dejar información suelta.  La composición de la música original por parte del siempre creativo Trent Reznor (Nine inch nails) también es otro punto a favor porque se aleja por completo del empalagamiento melódico de los clásicos músicos de cine.
Las actuaciones son otro tema de peso, porque la película no usa ningún actor famoso que pudiera absorber la atención para tener más brillo en su camino al estrellato. Jesse Eisenberg interpreta a Mark Zuckerberg con toda la complejidad de este egoísta personaje. Andrew Garfield está a la altura como el bondadoso Eduardo Saverin y Armie Hammer de manera sorprendente hace un doble papel como los gemelos Winklevoss.  Incluso sale muy bien parado Justin Timberlake como el polémico Sean Parker demostrando que si tiene futuro en la actuación. ¿Quién iba a pensar que después de haber sido parte de la frivolidad de la banda ´NSYNC tuviera madera para la actuación?
Llama poderosamente la atención la escena de la competencia de remo en la que David Fincher se da gusto peculiar y deja su sello ahí,  asimismo como su final que es antológico porque en esa escena se contiene toda la esencia de la película.  Así no se tenga facebook, La red social está muy recomendada para ver, y los que tenemos facebook podemos poner debajo de un comentario en el muro el ícono: me gusta.

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