La campaña publicitaria que los productores y distribuidores de la película El páramo hicieron en los últimos meses, generó una alta expectativa en el público nacional para ver una película de género de terror psicológico hecha en Colombia con la que podían realmente asustarse. De entrada hay que decir, que la ópera prima de Jaime Osorio cumple con estas expectativas y logra que el público realmente se sobresalte durante toda la proyección.
El páramo no usa ningún preámbulo e inicia su relato con los personajes llegando a una base militar ubicada en condiciones muy difíciles, porque está ubicada en la cima de una fría montaña andina colombiana donde han perdido comunicación con los soldados que allí estaban.
Uno de los elementos con que cuenta la obra para atemorizar al público es el uso de una de las leyendas sobrenaturales más conocidas, a la cual buena parte de los colombianos le teme y no tanto por que haya tenido contacto con esta, sino más bien por todo lo que han oído al respecto. Pero es mejor no revelarla, porque es parte de las sorpresas.
Otro elemento que causa asombro es la notable dirección de Osorio, quien además escribió el guión, porque en la película, rodada con cámara al hombro, usa constantemente planos cerrados en una locación predominantemente oscura y gris donde no se puede ver mucho, y en esa atmósfera, desarrolla la ansiedad para saber cuál es el mal que acecha este lugar al que ha llegado el comando de nueve soldados especializados en la lucha antiguerrilla.
La decisión de no usar actores reconocidos también fue otro de los aciertos porque la experiencia no fue la de ver algún rostro conocido en el papel de soldado, sino que rápidamente se estableció que los nueve elegidos se asemejan a soldados colombianos porque en el grupo había una mezcla de mestizos, indígenas, mulatos y negros, como una muestra representativa de los habitantes del país. Así que son totalmente creíbles y los toscos diálogos, fortalecen más esa credibilidad, por la absurda situación en que se encuentran.
También es de aplaudir que usaron los recursos disponibles tanto en costos como en producción, para generar temor en el público, con la situación dramática de un grupo de especialistas encerrados en un espacio. Lo hicieron distinto a como lo han hecho famosas películas industriales y costosas de Estados Unidos y Europa. No era necesario tener monstruos como los de Alien de Ridley Scott, o La Cosa de John Carpenter o un espacio tan detallado de la Segunda Guerra Mundial como en El submarino del alemán Wolfgang Petersen, que necesitaron de una onerosa infraestructura y de unos elaborados efectos especiales. El páramo se vale de recursos efectivos como una cámara nerviosa, un guión coherente, el temor a una leyenda y unas buenas actuaciones, con los que se demuestra la gran habilidad del equipo de producción de la película. Es un ejemplo de que en Colombia sí hay talento para hacer una obra diferente, usando los esquemas clásicos de los géneros de otros países, pero con una contextualización y una puesta en escena particular. Así como las tres películas anteriormente mencionadas son parte de las películas memorables de género en la cinematografía mundial, sin lugar a dudas El páramo encabezará la filmografía de género nacional, que tanta debilidad ha tenido debido a que han querido parecerse a las extranjeras y no buscaron su particularidad y diferencia que sí logra la película de Jaime Osorio.
De todas maneras hay que señalar un par de detalles por complementar. No quedó tan clara la distribución del espacio de la base militar que podía ubicar un poco más los movimientos de los personajes, y tampoco fue explicada completamente la acción anterior del comando antiguerrilla antes de llegar a esta base, que pudo haber mejorado la carga dramática de los personajes. Lo que sí queda claro de sobra, es que hay es un director arriesgado, con talento y futuro. Hay que esperar ahora el siguiente paso Jaime Osorio con la segunda parte de La mujer del Presidente, una de las mejores series de la televisión colombiana. Ojalá pueda tener la libertad creativa que tuvo en su primera película y que la nueva temporada aporte algo novedoso al gran recuerdo de la originaria.