(Escrito el 29 de noviembre de 2011)
Las carreras de los actores norteamericanos Jason Bateman y Ryan Reynolds han sido similares. Los dos empezaron en papeles menores de series de televisión durante su adolescencia, luego pasaron a ser protagonistas principales de series de televisión, más adelante en su paso al cine sus carreras tambalearon entre algunos proyectos logrados y otros mediocres, pero finalmente consiguieron afianzarse como actores protagónicos en la pantalla grande.
Dos papeles en su época de protagonistas televisivos los marcaron bastante, tanto así, que les dieron un manifiesto encasillamiento. Entre los dos papeles, el mejor fue el que tuvo Jason Bateman en la serie Arrested Development, una de las comedias más arriesgadas del canal Fox que se burlaba con ferocidad de varios mundos simultáneamente.
La burla la hacía desde los contextos de los judíos, pasando por los ricos y los derrochadores y llegando a los farsantes. La serie contaba con la genialidad en la escritura de Mitchell Horowitz con su grupo de guionistas y un conjunto notable de actores, que dieron el sello de una serie políticamente incorrecta, llegando al punto de tener entre sus múltiples temáticas, a hacer una sátira de la invasión a Irak con los turbios negocios de su familia con Sadam Hussein. Por estas razones, sólo les permitieron estar tres temporadas al aire a pesar de la alta calidad de los guiones y diálogos.
Por su parte, Ryan Reynolds quien es más joven que Bateman, protagonizó a finales de los años noventa Dos chicos y una chica, con un éxito menor en comparación con el de Arrested Development pero que tuvo mayor estabilidad, ya que la serie cómica estuvo al aire por cuatro temporadas. Era claramente menos incorrecta.
En Arrested Development, Jason Bateman interpretaba a Michael, el hijo más serio y controlador de la familia Bluth, quien trataba de nivelar dos supremos desastres a su alrededor: el funcionamiento de la corrupta compañía de la que son dueños y las conductas egoístas de todos los miembros de su familia, quienes se traicionaban entre sí por su avaricia. En la comedia Dos chicos y una chica, Ryan Reynolds interpretaba a Berg, un estudiante veinteañero residente en la ciudad de Boston quien no se tomaba la vida en serio y que era bastante inmaduro en su comportamiento.
Los aciertos como protagonistas en cine, vinieron para el caso de Jason Bateman con películas nominadas al premio Óscar como Juno y Up in the air y recientemente con la comedia Horrible bosses (Cómo acabar con tu jefe). Los de Ryan Reynolds estuvieron con cintas como Enterrado y Definitivamente quizás.
Los mismos personajes que tanto los marcaron en las series de televisión, son los que reviven en la reciente película The change-up (Si fueras yo), que reunió a estos dos actores para que dieran un registro más de estas clásicas actuaciones. Los personajes protagónicos son muy parecidos a los de sus famosas series de televisión y por esa razón, en la construcción del perfil de los dos, su guión da por entendido que el público ya conoce la dimensión profunda de las dos personalidades contrastantes. A pesar de esta repetición, lo que sostiene la obra en su totalidad es la calidad de sus actuaciones.
El peso dramático estaba trazado con los dos personajes, pero toda la acción se centra sustancialmente en el personaje de Dave (Bateman) con su agitado mundo familiar y su estresante carrera profesional como abogado. Por su parte, la vida del personaje de Mitch (Reynolds), sólo sirve para sostener las situaciones más graciosas de la película, especialmente en las dos escenas sexuales en que es reemplazado por Dave. Uno de los puntos emotivos de la vida de éste personaje es la mala relación que ha tenido con su padre, pero esta se desarrolla de manera descuidada desde su inicio y se trata de remendar con la asistencia a un matrimonio al cierre de la obra.
Así como éste matrimonio en el epílogo, Si fueras yo tiene otros lugares comunes sin ninguna novedad como el evidente subtexto de discursos clásicos como "la familia es lo primero" y con acciones como el repetido discurso al final con micrófono en mano, de uno de los dos amigos valorando la ayuda del otro. También es un lugar común sin novedad, la jugada final del novato abogado Mitch en el cuerpo de Dave, quien con un par de noches de estudio de derecho logra ganar millones de dólares en un negocio internacional por una movida arriesgada de último minuto.
Ésta propuesta de intercambio de cuerpos y de roles, no es nada nueva, ya que ha sido usada en otras películas con los roles de padres e hijos como sucedió a finales de los años ochenta en Like father, like son (De tal palo, tal astilla), con Dudley Moore, en Freaky Friday (Viernes de locos) con Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, aunque ésta a su vez, era un remake de una obra hecha en 1976; también hubo otra propuesta con la figura de intercambio entre mujeres y hombres en Preludio para un beso con Meg Ryan y Alec Baldwin en el año 1992.
En otras, la reencarnación en un sólo cuerpo, en este caso el femenino, se vio en la película Switch del director de comedias Blake Edwards, donde el protagonista moría y reencarnaba en el cuerpo de una mujer, al igual que sucedió en la comedia televisiva argentina Lalola, donde el intercambio se hacía como parte de un hechizo, que lograron dejar su propio sello.
Si fueras yo eligió para distinguirse de las otras obras, el camino del humor escatológico que muchas veces fue exagerado, pero que en algunas escenas sí logró ser gracioso como en las dos escenas sexuales del cuerpo de Mitch con el alma de Dave. Otra escena que hace reír, es la resolución del hechizo con el cumplimiento de la regla de volver a la fuente donde se inició. También quedó bien desarrollado el manejo del símbolo de la mariposa favorita de la hija de Dave y la desmitificación de las delicias de la vida conyugal. El mismo camino del humor escatológico, lo había tomado otra película como The Hot Chick con Rob Schneider en 2002, que tuvo un resultado similar al de Si fueras yo, porque tuvo momentos graciosos, pero la obra en general no aportó mucho más.
Un caso especial sucede con la actriz Olivia Wilde de quien en este año ya se han estrenado tres películas consecutivas en las quien sólo ha podido demostrar su belleza pero no todo su talento como actriz. Primero sucedió con Cowboys y Aliens, luego con In Time y ahora con Si fueras yo. Habrá que esperar sus próximas películas, porque ya firmó contrato en varias. Este caso es similar al de la diva Raquel Welch en los años sesenta, quien a pesar de que varias de sus películas no tuvieron buena crítica, logró sin embargo convertirse en una estrella.
The change-up es una película más de la situación de intercambio de roles que no hace ningún aporte significativo al esquema visto en anteriores películas. Sus dos actores son lo mejor de la obra, pero sus cualidades se vieron mejor en películas anteriores y se verán más desarrolladas en películas posteriores. Asimismo, el director David Dobkin no ha podido superar el éxito de su comedia Wedding crashers (De boda en boda) desde 2005. De él como todos los demás antes nombrados, vendrán más películas. Con ésta, también perdió una oportunidad.