En las últimas décadas del siglo pasado, los actores de cine que pasaban a trabajar en series de televisión daban el síntoma de una carrera en decadencia, que encontraba en la pantalla chica un lugar para continuar actuando. La paga no era mala y podían mantener cierto nivel de estatus, para que el público los viera activos todavía. En las dos décadas del siglo XXI los papeles entre cine y televisión se han invertido. Un actor de televisión prefiere mantenerse en una serie de televisión porque su personaje adquiere mayor profundidad sicológica y también, porque el público se conecta más con sus acciones y pensamientos. Esto no pasa ahora en las películas de Hollywood. Funciona más estar en una película para impulsar la carrera televisiva. Por esta razón, que en el elenco de la precuela de X Men estuvieran dos reconocidas actrices de la televisión norteamericana, era un signo de que algún elemento confiable tuviera esta cuarta película de los X Men. Rose Byrne ha sido reconocida por su papel de abogada sagaz en las tres temporadas de la serie Damages en donde ha estado en un duelo de actuación con la experimentada Glenn Close. Junto a ella también estuvo January Jones, una de las claves del éxito de la galardonada serie Mad Men que ha recreado los años sesenta en Nueva York. Y efectivamente no se equivocaron al ser parte de la cuarta película de la saga. Cuando se podía creer que esta iba a ser una obra con un argumento descabellado, copia de actuaciones de las películas anteriores y un exagerado show de efectos especiales, resultó ser desde su guión, una obra de primera línea con buen entretenimiento que hay que recomendar sin temor a equívocos.
La película concentra su conflicto principal en la sicología de los dos personajes principales, Charles Xavier y Eric Lehnserr, para explicar la incubación de la visión de defensa y ataque que tomará Eric contra los humanos, cuando asuma su nuevo nombre de Magneto, como se le conoció en la primera parte de la saga de los mutantes. El guión es respetuoso con la historia original e hila toda su trama para que se conecte con la primera que vio el público, incluyendo la creación de los dos elementos simbólicos que en el futuro representan dos personajes. James McAvoy (Charles Xavier) y en especial Michael Fassbender (Eric Lehnsherr), son sobresalientes en sus actuaciones como los dos protagonistas sin necesidad de parecerse a los reconocidos actores Patrick Stewart y Ian McKellen. La sombra de estos dos veteranos actores no los ocultó, porque brillaron con luz propia. Es para guardar en la memoria la escena en que Charles orienta el uso de los poderes magnéticos de Eric, con la transformación de la ira por la tranquilidad. Las otras actuaciones secundarias, incluyendo la hermosa frialdad de Emma Frost (January Jones) y la persistencia de Moira McTaggert (Rose Byrne), también están a la altura de los protagonistas. Kevin Bacon (Sebastian Shaw) como antagonista demuestra una vez más que es un actor multifacético y verosímil.
Las escenas de acción son novedosas, como el primer ataque de Magneto al bote de Sebastian Shaw con las propias anclas de este, o el enfrentamiento final entre soviéticos y norteamericanos con el submarino elevándose fuera del agua. Además, toda la adecuación de la dirección de arte y vestuario a los años sesenta, incluyendo las gafas de Shaw, demuestra un trabajo impecable en todos los aspectos de la producción. El acercamiento a un periodo histórico real como la crisis de los misiles en Cuba con su puesta en escena, genera tensión en un periodo varias veces revisado por el cine con anterioridad, y a pesar de ello, esta secuencia se convierte en la de mayor clímax de la película.
También hubo espacio para que la obra se burlará de sí misma, con las breves aparición del malhumorado personaje de Wolverine (Hugh Jackman) o la versión de Mystique más adulta con el cameo de Rebecca Romijn.
El director inglés Matthew Vaughn vuelve a anotarse un éxito con X Men: primera generación después de haber sorprendido con obras como Layer Cake y haberse afirmado con otras como Kick - Ass. Ya no necesita poner en sus créditos de los trailers, que fue el productor de Guy Ritchie en Snatch y Lock, Stock and Two Smoking Barrels, estas obras son parte de un periodo diferente a su fértil presente.
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