Empezaron a llegar a la cartelera local las películas nominadas para los premios Oscar siendo El Ganador (The Fighter) la primera de ellas. Hay que decir de entrada que el final de The Fighter es innegablemente obvio y que se puede adivinar desde su tráiler, porque al estar basada en una historia de la vida real, el triunfo personal de su protagonista era casi obligatorio. Este clásico mensaje logra que el público norteamericano responda en taquilla y a partir de ahí, publicitan la película con un gran mercadeo por el resto del mundo a la que les suma nominaciones en los festivales de mayor fama de Estados Unidos. La película tenía inicialmente a Darren Aronofsky (El cisne negro, El luchador y Réquiem por un sueño) como director, pero finalmente se hizo cargo de la producción ejecutiva. The fighter distaba de los finales oscuros y destructivos de sus películas anteriores, porque el mensaje de esta era una elevación del espíritu norteamericano con el sempiterno mensaje de triunfo por encima de todas las adversidades. La dirección se traspasó a David O. Russell (Tres reyes) quien también está nominado al Oscar junto con Aronofsky, pero de los cinco nominados, Russell es quien menos posibilidades tiene de ganar. La película no da para tanto. Es exagerada esta nominación.
Pero por encima de su predecible final, la cinta tiene varios elementos que la hacen atractiva y entretenida la mayor parte del metraje. Los dos primeros son sus actores secundarios Christian Bale y Melissa Leo, ganadores recientemente del premio globo de oro al Mejor actor y actriz secundaria. Christian Bale es reconocido por su preferencia para elegir las transformaciones físicas de sus papeles, lo que le demanda un inmenso sacrificio para subir o bajar de peso. Primero lo hizo al fortalecerse en películas como Batman begins y Psicópata americano donde creció ostensiblemente su masa muscular, pero el que más llamó la atención fue el deterioro que se inflingió para protagonizar El maquinista, cuando rebajó 28 kilos y quedó literalmente en los huesos. Bale ha sido criticado por esto, porque lo acusan de valerse de este recurso físico para llamar la atención, pero este actor ha demostrado en varias interpretaciones su habilidad para cambiar de registro y evitar el encasillamiento o repetición en el que caen muchos actores. Películas como Velvet goldmine, El gran truco (The prestige) y Tren a Yuma 3:10 además de las nombradas anteriormente, dan muestra de la capacidad histriónica del galés. En The fighter interpreta a Dicky Englund, una antigua gloria del boxeo quien es el orgullo de la ciudad de Lowell en el estado de Massachussetts. Este boxeador de ascendencia irlandesa, logró la fama a finales de los años setenta en un combate memorable con Sugar Ray Leonard. En el momento que inicia el tiempo narrativo de la obra es 1993, año en el que Dicky se ha convertido en un delgado adicto al crack, que lleva una vida desordenada, pero al mismo tiempo es el entrenador y mentor de su hermanastro menor Micky Ward, a quien representa mansamente Mark Wahlberg. Bale bajó alrededor de 20 kilos para este papel, pero por encima de ello, llama la atención su interpretación como un personaje errático, fanfarrón, gracioso y autodestructivo, pero que asimismo posee una visión sagaz para el combate cuerpo a cuerpo. Por su parte, Melissa Leo, acostumbrada a papeles secundarios en películas como 21 gramos y Las 3 muertes de Melquiades Estrada, tuvo antes de este papel, una notable interpretación por el inquietante papel en la película independiente Río congelado, que fue ganadora en la categoría de Mejor actriz principal en el festival de San Sebastián y en el National Board Review en 2008.
Ella interpreta en The Fighter a Alice, la dominante madre de los hermanastros boxeadores, quien es también la representante de Micky en los desastrosos combates que organiza, demostrando una preferencia por Dicky y un descuido con su hijo menor, pero quien resarce sus fallas con un chantaje emocional sobre este último y toda su numerosa familia.
Las tensas relaciones que se establecen entre los tres personajes son lo mejor de la obra, además de la aparición de la bartender Charlene (Amy Adams) como la novia de Micky, que empeora aun más el trato entre ellos. Esta estructura dramática sostiene la obra animosamente en los dos primeros actos, pero en el tercero cuando ya se prevé el ascenso de la carrera de Micky en un combate por el título en la categoría Welter junior, es cuando la obra pierde el terreno que tenía avanzado. Este interés en buena parte del relato, lo logra el guionista Scott Silver quien por su acercamiento con el mundo callejero de los blancos o denominados white trash, ya había logrado un excelente guión en la película 8 Mille con el rapero Eminem como actor principal, lo cual fue una grata sorpresa, y también lo hizo en la película Johns con la que ganó el galardón como Mejor director nuevo en el festival de San Sebastián en 1996.
Silver junto con Paul Tamasy y Paul Johnson como co guionistas, logran personajes creíbles por el desenvolvimiento natural en sus entornos que se alteran por la dificultad en el manejo de sus defectos, pero que se equilibra con el uso de sus dones. La complejidad de los vínculos familiares en la pobreza son los dramas que desarrolla Silver, y precisamente en 8 Mille el pequeño triunfo de su protagonista no quedaba tan ficticio como sí sucede en The Figther, así esta sea una película basada en un hecho real. En este caso, la realidad arruinó el relato de ficción. Por papeles de boxeadores ya quedaron inmortalizados actores como Robert De Niro en El toro salvaje, Paul Newman en Marcado por el odio, Mickey Rourke por El luchador y Daniel Day Lewis por The Boxer, entre otros, pero esta vez Mark Wahlberg no será recordado por representar a Micky Ward en The Fighter. Quienes sí quedarán en la retina, son los actores secundarios quienes "se roban el show".
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