(Escrito el 12 de abril de 2012)
El antiguo legado del coliseo romano es una de las herencias que el mundo occidental todavía mantiene y que se ha transformado con el paso del tiempo con nuevas propuestas en la televisión, ya sea como programas de concurso, reality shows o intervenciones a adictos.
La película norteamericana de ciencia ficción “Los juegos del hambre”, vuelve a traer ese sanguinario show de la Antigua Roma pero con una carga tecnológica y futurista contextualizadas en un mundo distópico para los perdedores y utópico para los ganadores que se enfrentaron en una gran guerra en el futuro.
El filme rememora el conflicto interno más sangriento de la historia de Estados Unidos que fue La Guerra de Secesión a mediados del siglo XIX, y es evidente encontrar en esta película un relato más, así sea futurista, de esa remembranza romántica del heroísmo sureño de los estados de La Confederación que se tuvieron que subyugar al poder y la riqueza de los estados del norte de La Unión.
En la nueva obra, el mundo del sur estadounidense está representado en los 12 distritos que deben entregar cada año dos jóvenes entre 12 y 18 años para que combatan a muerte entre sí y quede un solo ganador, en la sangrienta competencia que lleva el mismo nombre de la película. Este es un sacrificio tal cual ofrecían los antiguos griegos en leyendas como el laberinto del Minotauro.
El primer acto de presentación de la obra es prometedor. Da a conocer el mundo de la protagonista Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) quien se sacrifica por su hermana menor para ir en su lugar y participar en los juegos. La narración mantiene el suspenso al especular con informaciones sobre la difícil competencia en la que sus participantes pueden morir en cualquier momento y con la mínima muestra de imágenes para crear mayor ansiedad por entender cómo se desarrollan los juegos. En el segundo acto, en el que los personajes se entrenan y sus mentores toman posición de apoyo, también se mantiene el suspenso, pero en el tercer acto, cuando se desata la feroz competencia entre los 24 jóvenes de los distritos, no son llenadas las expectativas y se alarga innecesariamente hasta el punto de perder toda la emoción acumulada en la escena de clímax final cuando ella se enfrenta con su peor enemigo del distrito 2.
Asimismo, tampoco es creíble la relación de protección de hermana mayor que nace entre la protagonista y Rue, la niña afroamericana del distrito 11, quien también está en competencia por sobrevivir y fraternizan rápidamente. Éste personaje venía a la competencia con otro compañero de su distrito y comparte con Katniss el método de comunicación de su lugar natal y no lo utiliza para comunicarse con su compañero inicial, quien sólo aparece de nuevo hacia el final de la obra. Esta licencia del guión empeora más cuando al morir Rue, Katniss hace una exagerada ceremonia de entierro.
Por otro lado, la actuación de Jennifer Lawrence como protagonista es sobresaliente. Es claro que por el final de la obra con varios cabos sueltos, ésta es la primera entrega de una saga y que Lawrence puede llevar todo el peso protagónico sin ningún problema. Tanto sus momentos de acción, como de comedia y drama, los equilibra con soltura y credibilidad. Ella había dejado un buen registro en su papel de Mystique en “X-Men: primera generación”, y la dulzura que transmite junto con su fortaleza física, traen a la memoria aquella época gloriosa de la actriz Juliette Lewis en los años noventa, cuando brilló en películas como “El cabo de miedo” y “Asesinos por Naturaleza”.
Destacan también actores secundarios como Woody Harrelson, como el borrachín tutor, Donald Sutherland como el imponente presidente, Stanley Tucci como el mediático presentador de televisión y Lenny Kravitz como Cinna, el tutor en cuestiones de moda. También fue muy creíble la figura cambiante de Peeta Mellark (Josh Hutcherson) con quien Katniss desarrolla un vínculo obligatorio y especial para sobrevivir, aunque quedó por explicar, por qué se alió con los más fuertes y ayudó a atacarla a ella. “Los Juegos del hambre” es en conclusión, una entretenida película de aventuras para pasar un buen rato.
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