(Escrita el 12 de febrero de 2008)
American Gangster es una película que por cualquier lugar por donde se le mire, está llena de kilates: su director es el inglés Ridley Scott, creador de obras maestras del género de la ciencia ficción como Blade Runner y Alien. El reparto lo encabeza el actor norteamericano Denzel Washington, ganador de dos premios Oscar a mejor actor por películas como Día de entrenamiento y Gloria. Lo acompaña el australiano Russell Crowe, ganador del Oscar por Gladiador y nominado en dos ocasiones más. Su guionista es Steven Zaillian, ganador del premio Oscar por el guión adaptado de La lista de Schlinder y escritor de obras como Una acción civil y Pandillas de Nueva York. Su dirección de arte la realizaron dos experimentados como Arthur Max y Beth Rubino quienes tienen obras destacadas como La caída del halcón negro y Gladiador para el primero y Las reglas de la casa de cidra y World Trade Center para la segunda. Y en el reparto de coprotagonistas, tiene actores como el inglés Chiwetel Ejiofor, el norteamericano Josh Brolin y la octogenaria Ruby Dee. Con todos estos elementos, si la obra hubiera fracasado, hubiera sido un monumental desperdicio. Pero no lo fue. American Gangster supera las expectativas que podían haberla puesto como una película más de acción.
Lo mejor sin lugar a dudas, es su contextualización. Los terrenos que pisaron para contar esta historia son bastante delicados para la cultura norteamericana porque desde la segunda guerra mundial, los imaginarios que ellos han creado con la exportación de su cultura por medio de las películas, ha estado atestado de imágenes positivas y grandilocuentes, casi de postales, para mostrar a Estados Unidos como el lugar ideal para vivir. Pero, de vez en cuando aparecen películas de mayor distribución y producción, que muestran lugares no revelados en la pantalla gigante con anterioridad (hay que hacer caso aparte con el cine independiente que se especializa en mostrar esto pero que poco se ve) y en American Gangster uno de ellos, es el escenario comercial de la guerra Vietnam y el papel que las fuerzas militares en Vietnam tuvieron en el tráfico de la heroína mientras miles se asesinaban en la guerra.
Al hacer un recuento de las obras cinematográficas hechas acerca de esta guerra, que son muy costosas, la gran mayoría de estas retratan por una parte el heroísmo de los combatientes y por otro los dolores que pasaron los soldados enviados incluso en enfrentamientos entre ellos mismos, pero pocas veces se ha hablado del trasfondo comercial tanto lícito e como ilícito que tuvo este prolongado conflicto armado. En medio de esto aparece el protagonista, Frank Lucas, quien como buen empresario norteamericano descubre la manera de obtener un producto de alta calidad a bajo costo, para venderlo a un precio aún más bajo que sus competidores. Aunque esto suene a una práctica normal en el mundo empresarial de la globalización, lo que cambia en American Gángster es que este comercio se hace con heroína y lo hace un hombre afroamericano a finales de los años sesenta, lo cual convierte al relato más interesante en su presentación, porque su personaje no es el prototipo del afroamericano con dinero, ruidoso y excesivo, sino el de un hombre de bajo perfil que no muestra todo su poder, que se preocupa por su familia y que cuida a la gente del barrio Harlem en Nueva York. Es todo un golpe, aunque tardío, a la doble moral norteamericana.
Desafortunadamente cuando la obra trata de convertirse en un duelo de integridad entre Frank Lucas y su perseguidor, el incorruptible policía, Richie Roberts (Russell Crowe) ahí es donde la película empieza a perder su identidad y a recordar a otras ya memorables. Es inevitable pensar en el duelo de gigantes que tuvieron Al Pacino y Robert De Niro en Heat de Michael Mann, que tuvo mucho más estilo de dirección que esta, o en la honestidad de Serpico de Sydney Lumet en la que vimos también a Pacino luchando contra una gran red de corrupción interna de la policía.
Ridley Scott es un director muy experimentado, quien ahora ha tenido en este guión en una oportunidad para demostrar muy bien sus habilidades, especialmente en la ambientación que tanto recordamos de otras obras importantes como Los duelistas o Gladiador. Es cierto que sus últimas películas Un buen año, El reino del cielo y Los impostores que aunque no fueron nada trascendentales, si fueron muy bien realizadas, pero con American Gangster demuestra que a sus setenta años es uno de los directores que mejor cuenta las historias de gran envergadura, con exploración del temperamento de sus personajes y la relación con sus mundos. No estará a la altura de sus obras más recordadas, pero deja ver sus destrezas nuevamente con toda la reconstrucción de finales de los años sesenta y comienzos de los setenta.
Es recomendada para quienes quieran ver una película muy bien contada, pero no para quienes esperan que sea una película merecedora de premios Oscar o de otros premios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario