Muchos de los íconos musicales de las películas biográficas que se han hecho en la última década, exhiben dos poderosos caminos en el mundo que les rodea: el camino de la creación y el de la destrucción. Estas obras dan pie a una hipótesis que muestra como muchos de los cantantes y músicos, para poder contar a la humanidad sus heroicos actos de supervivencia, primero tuvieron que pasar grandes penas que casi acaban con su existencia.
Pero al mismo tiempo esas pruebas superadas, se mantuvieron tan cercanas a ellos como una enfermedad crónica, que finalmente les pasan la más alta factura que muchas veces se cobra hasta con su propia vida. Películas como Ray de la vida de Ray Charles, Walk the line de Johnny Cash, Control de Ian Curtis o El cantante de Héctor Lavoe, entre otras, muestran esa postura. Ahora llega en video legal porque nunca llegó a la cartelera local, la poderosa historia de la cantante Edith Piaf, uno de los íconos más importantes de la vida musical de Francia, con la película La vida en Rosa, llamada así por su canción más famosa a nivel mundial. Su particular voz y su sentimiento desgarrado al cantar, la convirtieron en una de las cantantes más famosas entre los años cuarenta y sesenta del siglo pasado. Mujer nacida en el arrabal de París y criada en los lugares más estropeados de la capital, creció musical y técnicamente, al mismo tiempo que se fue deteriorando y autodestruyendo en pos de encontrar el amor que tanto llamaba en sus canciones.
Esta versión del director y guionista francés Oliver Dahan, muestra narrativamente en montaje paralelo la historia de la ascendiente Piaf por un lado y por el otro, el encogimiento de la luz de la gran estrella. Por momentos el relato es caótico, aunque cercano a lo que fue en general la vida de la cantante, centrándose en sus episodios privados y públicos más famosos. No podían estar todos allí, y se resintió un poco la ausencia de algunos de ellos. Su vida contada en casi 50 años denota la excelencia de la puesta en escena en los diversos escenarios de París, empezando por los bajos fondos, hasta llegar a los grandes auditorios, dando a conocer los dos extremos de la vida de la Piaf: la vida miserable y la vida glamorosa. Todo esto sostenido por ese temperamento variable que dejó su vida en un constante vaivén que se reventó por su lado más débil: la búsqueda del amor.
La interpretación de su protagonista Marion Cotillard es arrasadora, inigualable y portentosa. Desde el momento en que inicia su juventud hasta sus momentos finales, Cotillard le da vida completa a la paradójica existencia de la cantante que se caracterizó por exhibir una belleza cautivadora y enigmática así como la rudeza más enérgica y agresiva. Ella ganó por este papel el premio a mejor actriz en los Oscar de la Academia de Hollywod, los Globos de Oro de la prensa extranjera de Hollywood, los Césares de Francia y los BAFTA de Inglaterra. Solo por el hecho de verla en escena se hace disfrutable la obra. Sus actores secundarios son de lujo, como el siempre entrañable y carismático Gerard Depardieu como Louis Leplée siendo su misterioso descubridor y además quien la bautizo artísticamente con su nombre mundial: El pequeño Gorrión . Le sigue Emanuelle Seigner, con su sigilo habitual , dando vida a Titine la primera madastra de Edith Piaf. También destacan Sylvie Testud, como Momône, su inseparable seguidora con quien compartío la miseria y todo el alcohol posible, y finalmente Jean Pierre Martins quien fue el boxeador Marcel Cerdan, el amor más grande entre todos los amores de Piaf. También merecen mención especial las niñas Manon Chevallier y Pauline Burlet, en especial esta última al interpretar el primer canto de Piaf a los 10 años de edad, en un acto de supervivencia.
Hacia el final de la película, esta llega narrativamente desgastada por la gran galería de personajes, situaciones y elipsis que desfilan allí. Estos entran y salen tantas veces que se acusa un desorden narrativo, pero la paciencia de esperar hasta su momento final tiene su premio. Su desenlace está cargado con toda la hermosura que caracterizó la vida de esta mujer, que tiene una remembranza de ese espinoso camino que recorrió la cantante, pero que al mismo tiempo le dio uno de los más grandes regalos a la humanidad: una voz única.
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