jueves, 25 de noviembre de 2010

Derecho de familia: padres porteños

(Escrita el 2 de octubre de 2007)


Cuando se plantea dramáticamente una obra cinematográfica hoy en día, el público se ha acostumbrado a esperar grandes sufrimientos y padecimientos de los protagonistas o colosales travesías siguiendo el rastro de personas desaparecidas o sino, enfrentamientos entre seres que se aman pero que solo son capaces de demostrar su amor por medio de la violencia.  Pero pocas veces se habla en la pantalla grande de los dramas cotidianos, de los las palabras y silencios de la convivencia con los seres cercanos.
Estos son unos de los cuantos valores que tiene la hermosa película argentina Derecho  de Familia estrenada en cines el año anterior y que ahora es posible conseguir en video original. 

Esta película nos cuenta la historia de Ariel Perelman un hombre con poco mas de treinta años, quien rápidamente nos relata en voz en off como es su vida normal y quienes son las personas más cercanas a él. De ahí en adelante la obra nos lleva de la mano al mundo de relaciones con su padre, su esposa, su pequeño hijo, su trabajo  como docente universitario de derecho, y todo en medio de la gran Buenos Aires, hermosa como siempre y mostrada como el lugar que consiguió lo que se dispuso a ser desde hace  mucho tiempo: una gran urbe de brazos abiertos para los emigrantes de todos lados del mundo.  Y en este caso el universo detrás del mundo argentino es, como ya es costumbre en su director, el mundo israelita, el cual ha estado muy presente en tres de sus películas: Esperando  al mesías, El abrazo partido y en su última  creación: Derecho de familia.
El autor de esta obra es el argentino Daniel Burman, quien con su quinta película se ha convertido en uno de los más importantes directores del país austral.  Burman había sorprendido al mundo del séptimo arte con Esperando al mesías, decepcionado con Todas las azafatas van al cielo y tocado el cielo con El abrazo partido su obra más reconocida con la que  ganó dos premios en el festival de cine de Berlín en 2004: premio especial del jurado y el oso de plata a mejor actor para Daniel Hendler, su actor predilecto quien lo ha acompañado por cuarta vez como protagonista.
En su última creación Burman demuestra una gran habilidad como narrador, que no se desgasta en grandilocuencia, ni en frases memorables, sino que prefiere el camino de las miradas, de los pequeños actos, de las palabras que quedan por decirse, de los pequeñas bromas en las conversaciones.  Todo esto contado en escenarios comunes pero a la vez renovados  por la generosa fotografía de Ramiro Civita, como  los cafés de Buenos Aires, la facultad de derecho de la UBA, el parque del monumento de la Floralis Genérica y el Palacio de Justicia entre otros.
La película recorre en su hora y media de duración los roles de ser padre, de ser esposo, de ser docente y hasta de ser hijo, asunto que no se culmina ni siquiera con la educación de los hijos propios.  La película entra en la discusión del pragmatismo con la ética del derecho, el origen del Pilates, la cercanía de un padre en la educación escolar de su hijo y todo visto en medio del encuentro de dos visiones de mundo, de padre e hijo Perelman en dos orillas opuestas, pero que tienen grandes puentes que las une y que les gusta recorrer algunas veces de ida, otras veces de vuelta.

A Burman le encanta rodearse de descendientes de israelitas en sus repartos. Así están presentes Daniel Hendler, más sólido que nunca en  este último papel como Perelman hijo, Arturo Goetz en un resplandeciente papel de Perelman padre y Adriana Aizenberg como su fiel secretaria.  La única invitada que está fuera de esta comunidad es la actriz Julieta Díaz – actual esposa del director y descendiente de españoles - quien hace el entrañable papel de Sandra, la esposa de Ariel.  Mención aparte merece la colaboración de Eloy Burman, hijo de dos años del director quien hace un afectuoso papel como el hijo de Sandra y Ariel.
Sin lugar a dudas se puede decir con mucha  convicción que Derecho de Familia, es una joyita cinematográfica que vale la pena ver.

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