(Escrito el 2 de diciembre de 2008)
El director de cine Frank Darabont, se ha especializado en hacer adaptaciones de las novelas de Stephen King para la pantalla grande. Con ello logró un buen récord: sus dos primeros largometrajes estuvieron nominados al premio Oscar en la categoría de mejor película y mejor guión adaptado en los años de 1994 y 1999. Pero después de estos éxitos, más por The shawnshank redemption (Sueños de fuga) que por The Green Mile (Milagros inesperados), todo hacia pensar que su siguiente obra de 2001 The Majestic iba a lograr también esos aplausos y no fue así. Esta obra escrita originalmente por Michael Sloane se volvió en una triste copia de Cinema Paradiso, mezclado con un caso de amnesia. Allí todos lucieron su peor cara: Darabont por un lenguaje narrativo muy lento y predecible, Jim Carrey, porque toda su curva como actor dramático que venía en ascenso decayó y Martin Landau, porque perdió su poder de actor secundario de lujo.
Darabont con maestría había adaptado Rita Hayworth y la redención de Shanwshank profundizando en los personajes y creando nuevas secuencias que le dieron mayor dimensión a la relación entre sus protagonistas y antagonistas. Incluso en muchas críticas la película llegó a estar por encima de la novela, y ciertamente logró hacerlo. En La niebla desafortunadamente no sucede lo mismo. Es claro que la novela es superior a la película desde el misterio y desarrollo de los eventos, hasta la evolución de los personajes. Es necesario hacer un recuento de esta temática específica, con las invasiones de estas nubes. John Carpenter, uno de los directores independientes y de clase B con mayor éxito en Estados Unidos, hizo en 1980 The Fog una obra con un argumento similar: una niebla ataca a una población costera, aterrorizándola por completo, debido a una maldición. Carpenter se caracterizó por sacar lo mejor de sus actores, crear su propia música y guiones, y con los mínimos recursos hacer una obra creativa.
En 2005 fue hecho un remake de mal gusto e innecesario para públicos más juveniles de esta misma película que incluía a Tom Welling, el actual protagonista de la serie televisiva Smallville con escenas de acción más rápidas, pero al mismo tiempo vacías.
Por esa razón la obra de Darabont debía ofrecer elementos distintos y la elección fue por criaturas con tentáculos, insectos de gran tamaño y depredadores con alas que ya fueron vistos con anterioridad en el cine. No estoy diciendo que deban inventarse nuevos tipos de figuras destructivas para mejorar la historia pero al usar estos elementos ya agotados la riqueza debía verse entonces en el desarrollo de la historia y de los personajes, y esto no se pudo encontrar aquí. Las historias sobrenaturales de King, además de enfrentar al ser humano con enemigos poderosos y aterradores, se caracterizan por hacer una exploración en el alma humana y en las reacciones que sus personajes tienen en las situaciones extremas que los condicionan. Muchos de sus personajes y sus laberintos sicológicos, se han convertido en inolvidables tanto en la pantalla como en las letras. Algunos de ellos como Jack Torrance de El Resplandor,Carrie White de Carrie, Johnny Smith de La Zona Muerta, Andy y Charlie McGee de Ojos de fuego, Any Wilkes de Misery y el mismo Andy Dufresne de The Shawnshank Redemption. Pero en La Niebla, David Drayton no muestra el potencial de su personaje ni su dimensionalidad, sino que termina conviertiéndose en la figura más simple de las películas del género de terror: un héroe a la fuerza. La situación en la que se encuentran los personajes es una de las preferidas de King, con varios sujetos encerrados en un lugar, en el que poco a poco para poder sobrevivir tratarán de sobrellevar las rencillas del pasado que hay entre ellos. Por eso King prefiere los escenarios rurales, porque debido al poco tráfico de gente y situaciones, las heridas del pasado cuestan más en cerrarse y usa las situaciones de peligro para que estas salven o hundan a sus protagonistas. Este elemento propio de su narrativa, alcanza a esbozarse levemente en la película, pero finalmente los personajes terminan siendo los estereotipos que tantas veces se han visto: la fanática religiosa que exagera en sus discursos, el campesino resentido, el hombre tímido que saca toda su valentía en el momento extremo y el abogado engreído e incrédulo, entre otros. Pero la película tiene dos escenas en especial que hacen que valga la pena verla por completo. La primera de ellos es la secuencia en la farmacia, porque allí logran su mejor momento de terror. Y la otra es su final, porque logra ser sorpresivo y demoledor, aunque su banda sonora en esa secuencia, sea exagerada y casi la arruine. Esto recuerda mucho a la película
Dragonfly (El misterio de la libélula) con Kevin Costner, que su final hacia soportable toda su trama ya repetida en otras ocasiones. La niebla al menos no trata de ser una película para asustar y emocionar al público adolescente, para ello Darabont prefirió hacerla con más pausa, aunque por momentos se sienta poco verosímil. Pero hay que decir una vez más que al fin de cuentas, todavía los clásicos de John Carpenter siguen dando lecciones desde el pasado de cómo hacer películas de terror y suspenso.
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