Muy tarde llega a la cartelera de Bucaramanga la película Mr. Brooks de Bruce A. Evans, que fue estrenada en salas de Estados Unidos en mayo del año pasado. Esta obra hace parte de la gran galería de películas que hacen parte del subgénero de los asesinos en serie que han sido un filón en la filmografía norteamericana durante mucho tiempo. Antes de hablar de la película de esta entrega vale la pena recordar algunas de ellas, que han sido de grata recordación por las historias que ofrecían, sus personajes especiales y todo el diseño de producción en la construcción de escenarios y ambientes.
Estas son algunas que merecidamente han quedado en la memoria colectiva audiovisual: Psicosis, El silencio de los inocentes, Seven, Zodiac, Asesinos por naturaleza, El estrangulador de Boston, Copycat, Monster y Psicópata Americano entre otras. Aunque también hay que hacer una lista de aquellas, que trataron de aportar alguna propuesta o situación distinta al subgénero pero que no pudieron lograrlo como: El Observador, Sospechoso cero, Vidas Ajenas, El Perfume, Los ríos de color púrpura 1 y 2, La Celda y El coleccionista de huesos.
Por eso al aparecer una película dentro de esta temática como Mr. Brooks su propuesta de primera mano tiene que aportar un valor diferencial que no haya sido desarrollado en las incluidas en la primera lista, y aunque tiene varios elementos para mirar con detenimiento, finalmente termina haciendo parte de la segunda lista que está llena de buenas intenciones, pero que no tendrá a futuro una gran recordación. En Mr. Brooks se cuenta la historia de la doble vida de Earl Brooks (Kevin Costner) un exitoso empresario que tiene una clara enfermedad psicológica que lo impulsa a matar compulsivamente. Este instinto destructivo lo ha podido controlar por mucho tiempo, pero una vez más vuelve a salir para cobrar más víctimas. Uno de los elementos aportantes es el diálogo constante que tiene Brooks con Marshall (William Hurt) su alter ego y que solo puede ver él, quien en todo momento le recuerda el instinto asesino que vive en él. Los diálogos entre ellos dos son lo más interesante del relato, por el duelo que hacen los dos grandes actores y que permite recuperar los buenos papeles que en los años noventa hizo Kevin Costner. Por su parte William Hurt con su presencia hace creíble el carácter maligno de la personalidad del asesino, aunque hay que aclarar que por momentos visitan lugares ya vistos, y dicen líneas ya oídas en otras obras. El otro elemento de interés es la aparición de Mr. Smith, (Dane Cook) el nombre ficticio de un fotógrafo que chantajea a Brooks después que lo descubre por una ventana en plena faena de asesinato, y aprovecha este evento para hacerle un exigencia especial: que lo deje presenciar un asesinato. Allí el relato da un giro interesante y perverso, que sostiene gran parte de la obra.
Desafortunadamente lo que no encaja allí es el personaje de la policía que sigue el rastro de Brooks desde hace años atrás. El papel de Demi Moore, como la Detectiva Tracy Atwood, en si es necesario, pero es la actuación de ella lo que no hace ningún aporte. Demi Moore desafortunadamente ya no puede dejar de ser ella misma en las actuaciones y más que ver a una policía millonaria torturada por su ex esposo, se ve a Demi Moore tratando de encajar en ese papel. Por eso la investigación pierde mucho peso allí y toda la atención se centra en el trío conformado por los hombres asesinos detrás de su próxima víctima.
Hay un elemento para revisar en este tipo de películas y es la teoría que tanto refuerzan en el cine industrial norteamericano, y es la teoría de la mala semilla que se hereda. En este caso el punto de cuidado está en la hija de Brooks, quien está envuelta en una serie de acontecimientos sospechosos en la universidad, y que le hacen temer a Brooks, que su maldición continúe en la familia. Es una visión bastante maniqueísta en la que se señala que el mal tiene asentamiento propio en ciertos seres y que estos estarán malditos para siempre por las garras de las fuerzas oscuras. Además es un vehículo que funciona cómodamente para la creación de las segundas partes que tanto le gustan a Hollywood.
Mr. Brooks puede tener este destino con facilidad.
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