Te Amo Ana Elisa película colombiana codirigida por Antonio Dorado y Robinson Díaz, exhibe simultáneamente las virtudes y defectos del cine colombiano, que continúa en su fase de crecimiento y de producción. Primero empecemos por sus virtudes. Técnicamente la película no tiene problemas. Su filmación primero en 35 mm, luego en Super 16 y por último, en su paso por HD le da una textura a la película que contextualiza adecuadamente su relato, que está inmerso en los terrenos de la farsa caracterizado por sus personajes exagerados y situaciones extremas.
Todo el paso por laboratorios en Chile y Argentina permiten ver con una buena calidad en su color para las diferentes secuencias, en especial el primer acto en el municipio de Quimbaya en Quindio. El sonido que fue mezclado en Santiago de Chile, también es claro, así que la obra se puede ver sin ningún inconveniente. Esta es una muestra más de la salud técnica que tienen las películas nacionales. Por su parte, el humor de la guionista y los actores rápidamente logran una conexión con el público colombiano al que se ha acostumbrado a conducirlo con risas en los relatos. Para contar esta farsa caracterizada por el máximo histrionismo de sus actores, la galería de ellos en términos generales es buena. Sobresalen actrices como Marcela Valencia quien interpreta a la tía proxeneta de Ana Elisa definida por sus líneas graciosas y su mal gusto para vestir. También está el humor inocente y la vez deformado, de Robinson Díaz quien hace de Faber, el hermano con problemas mentales de Ana Elisa y que se vuelve en el centro de los problemas en varias ocasiones. Otro actor como Julián Arango, quien ya sea ha llevado aplausos por su papel de Guadaña en la serie televisiva El cartel de los sapos interpreta el rol de Calvo, el exnovio asesino de Ana Elisa, que aunque lo remite rápidamente a su papel televisivo, logra ilustrar la cuota de peligro y muerte en la ciudad natal de ella.
Pero hay que destacar por encima de todos, la entrega de la protagonista Adriana Arango para interpretar el papel de una mujer pobre, estudiante de medicina que trata de salir adelante en medio de todos golpes de la vida y evitar ser prostituida en la gran ciudad. Además la propia Arango fue quien escribió y produjo la obra. Detrás de estos aciertos interpretativos, está la experiencia en la dirección de actores de Robinson Díaz, quien se encargó especialmente de esta labor y que le mereció compartir el crédito de director con el caleño Antonio Dorado.
Sin embargo, en el capítulo de los defectos hay varios de ellos que no se pueden pasar por alto porque afectan considerablemente el relato. La contextualización colombiana de los protagonistas de las películas en las que se muestra con demasiada frecuencia que las mujeres son prostitutas y que los hombres son bandidos, una vez más vuelve a ser el plato del día. Tristemente esto no ha cambiado desde películas olvidables como Bluff, experimentales como Colombian Dream e incluso en obras mayores como Perder es cuestión de método e Ilona llega con la lluvia . Así que con respecto a este tema Te amo Ana Elisa no dice mucho, se dedica a exprimir el humor posible de las casas de citas, de los guardaespaldas violentos, de la maldad del jefe de la banda (que por cierto se parece demasiado al papel de Dennis Hopper en Terciopelo Azul de David Lynch) y de los discursos hipócritas de los representantes corruptos del clero.
Las situaciones que tienen que enfrentar y salvar el trío de protagonistas: Faber, Ana Elisa y Julián (Juan Carlos Vargas) se desgastan hacia el final de la obra porque ya son tantas que pierden el factor sorpresa que habían logrado, en especial en la secuencia de la lucha libre en la casa de lenocinio.
El director Antonio Dorado después de haber realizado en 2004 El Rey continúa creando en los límites del género negro colombiano, esta vez con mayor técnica, pero sin tanta profundidad. Y finalmente es un desperdicio que María Cecilia Sánchez en el inicio de su carrera como actriz en cine, haya caído en la trampa de hacer el papel de colombiana prostituta en el que ya cayeron: Flora Martínez, Margarita Rosa de Francisco, Angie Cepeda, María Adelaida Puerta y Martina García. Deja abierto el interrogante de: ¿Para ser una actriz reconocida de cine en Colombia, hay que dar una cuota de piel por ello?
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